jueves, 25 de septiembre de 2014

10 segundos


La parte más difícil de comenzar a escribir no es pensar en que escribo, porque en realidad son muchas las ideas e historias que pasan por mi mente, lo complejo es intentar darme a entender, acomodar y aclarar la cantidad de garabatos y pensamientos que guardo en mi cabeza, muchas veces soy mejor expresándome en primera persona pero cuando se incrementa el número de oyentes la cosa cambia por completo.
La verdad aun no comprendo la raíz del porque si al hacer bromas o socializar me desenvuelvo fácilmente, pero cuando se trata de temas cruciales o alguna especie de formalismo, los nervios me matan y la ansiedad comienza por las manos, los tics nerviosos, gestos inconscientes y repetitivos, que aumentan en compañía con mi ritmo cardíaco.

Es confuso el que un tema tan absurdo tomara tanta fuerza en mí, lo bueno de todo esto es que he logrado mejorar de diferentes formas, una de las maneras de vencerlo ha sido hablar del tema, enfrentarlo y confrontar para lograr superar esa gran barrera del pánico escénico, porque además sé que no soy la única que lo experimenta, hay casos más leves o más severos.

Hace unos meses estaba viendo un programa en la televisión que trataba sobre terapias y tratamientos para los tartamudos, ellos solos intentan lograr sobrellevar con esta discapacidad, con el uso de sinónimos, frases concisas y gestos los cuales representen de forma rápida el mensaje al comunicarse con otros, por lo que eran maneras para evadir el problema y aparentar comunicar lo que no pueden con su voz.

 En el caso de los tratamientos utilizaban otras herramientas como ejercicios de respiración, el uso de pausas y división de silabas, y los empleaban con el uso de un fajón en el pecho, para lograr una mejor respiración y una postura correcta, en otras palabras les daban la posibilidad de volver a aprender a hablar como si fuesen niños, lo que más me llamo la atención es que el charlista y tutor también fue tartamudo, logro superar su discapacidad a lo largo del tiempo, con mucha paciencia y dedicación.


De igual forma me identifique con este relato, porque a pesar de no tener un caso tan grave, estoy consciente de que tengo ciertos impedimentos y dificultad en esto, por lo que me encantaría ser de ejemplo y ayuda para los que experimentan este fenómeno.

Uno de las herramientas que me ha ayudado son las exposiciones universitarias que tengo casi semanales, en un inicio me enredaba, leía todo y ni siquiera lo leía bien, movía mucho las manos, recalcaba, redundaba, y en algunas ocasiones se me salía una que otra risa nerviosa, pero con la practica he mejorado, ahora mi voz no titubea tanto.

 Cuando expongo procuro alzar más la voz, pararme derecha, moverme si es posible para interactuar con el espectador y no permanecer en un solo lugar o con una  postura fija, respirar profundo, hacer las pautas adecuadas para no correr y exponer de manera fluida y segura.

Además intento cambiar la mirada cada cierto tiempo para refrescar la vista, poder analizar las reacciones y la respuesta del público con sus expresiones corporales y contacto visual.

Por ejemplo uno de los experimentos que realizo con frecuencia es el de la ley de los diez segundos mínimos, este consiste en entablar una secuencia de gestos, palabras o miradas y luego esperar la respuesta del receptor, es un ejercicio psicológico que sirve para darte cuenta si te están poniendo atención, captando tus ideas y recibiendo el mensaje de manera satisfactoria y adecuada, si es así inconscientemente el receptor repetirá palabras, la secuencia o patrón de gestos que le enviaste en un intervalo mínimo de diez segundos posteriores.

En el bus es donde suelo realizarlo casi a diario, procuro sentarme a observar a alguien unos pocos segundos, y que se yo rascarme la cabeza o cruzar los brazos, contar los diez segundos y ver si la persona se rasca la cabeza o cruza los brazos también, en realidad es un ejercicio simple, absurdo,  divertido pero real, se ha convertido en uno de mis hábitos, me parece curioso y fascinante ver las diferentes reacciones de cada persona, por medio de impulsos y mensajes casi automáticos que recibimos y enviamos.

Creo que la parte más interesante de todo esto, es que desde que inicie no he hecho más que exponerme ante ustedes sin dudarlo más, tirando mis pensamientos al aire sin filtrarlos y sin esperar nada a cambio simplemente la satisfacción de escribirlos en papel, con eso me basta y me sobra, ¿para que más?...


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